Durante la época prehispánica (s. IX d. C.), proliferó en la zona la producción de sal debido a su cercanía con la región costera. Los vestigios arqueológicos permiten argüir acerca de su importancia dentro del área comercial entre el actual territorio de Guatemala hacia El Salvador, tanto por el lado costero, como por las inmensas laderas que forman la costa al suroeste del actual territorio salvadoreño, al sur de Mesoamérica.
Mapa de la Nueva España, Yucatán, Guatemala y Honduras durante la Época Colonial.
En la Colonia, el actual territorio salvadoreño, formó parte del Reino de Guatemala. Durante la primera mitad del s. XVI, estuvo segmentado en villas y ciudades. En 1542 se concibe la Audiencia de Guatemala (Audiencia de los Confines), partiendo de México hacia Panamá que estaba basada en el sistema económico de “encomiendas” con recursos que proliferaban en regiones específicas, bajo el mandato de en comenderos (europeos) y tributarios (indígenas). Para dicha época, la región de Huizúcar fue conocida como “Içuca” o “Yçuca”, en donde los indígenas locales tributaban algodón, pescado, ropa, sal y maíz, gallinas, cera y miel.
En la primera mitad del s. XVIII, con las Reformas Borbónicas, se instauró el “Régimen de Intendencias” y la entonces Intendencia de San Salvador, poseía una división político-administrativa conformada por los partidos de San Vicente, San Salvador, San Miguel y Santa Ana, con sus respectivos subdelegados en Chalatenango y Zacatecoluca.
En 1770 el arzobispo Pedro Cortés y Larras menciona a “Güisucar” como parte del curato de San Jacinto, provincia de San Salvador destacada por su importante actividad agrícola. En 1807 durante la ejecución del censo poblacional de la provincia de San Salvador, el entonces corregidor intendente Don Antonio Basilio Gutiérrez y Ulloa, destaca la producción, tratamiento y cultivo de cacao, xiquilite o añil, algodón, frijoles, maíz, pescado y el preciado bálsamo, razón por la cual se le denominó “Cordillera del Bálsamo”, cuya exportación llegó a los confines del Virreinato de Perú debido su calidad.
En 1821, se registró la existencia de especies de árboles con valor comercial, tales como: níspero, cedro, madre cacao, caoba, salamo, quebracho, volador,entre otros. Además de frutos como la naranja, piñas de Castilla, limas, plátanos, mangos, guineos y caña. Para finales del s. XIX, los datos estadísticos correspondientes a los “estanquillos de aguardiente” de 1881, Huizúcar evidencia un considerable consumo de aguardiente y tabaco, insumos de los cuales gozaban distintos sectores del poblado.
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